Me llamo Nayra. Escribo cuentos y poemas. 

Al menos ese es mi sueño. Poder escribir esto cuando relleno la casilla de “profesión” en cualquier formulario. Porque sí, a mis pasadas ya cuatro décadas sigo soñando en lo que voy a ser de mayor, aunque ya lo sea. 

Nací en enero, pero como soy hija del océano, no sufrí los rigores del invierno, y mi primer baño en el mar fue antes de la primavera. En ese momento me enamoré del rumor de las olas. Ellas fueron mi primer poema. 

Me gustaron siempre los idiomas, las diferentes culturas. Para mí era importante poder entender lo que otros decían. Así estudié traducción e interpretación, para aprender a convertir significados, del inglés, del francés, del alemán, del italiano… hasta del ruso y del chino. Aunque de estos últimos recuerdos solo unas pocas palabras. 

Y la traducción está ligada a la palabra, al significado, por lo que luego me embarqué en periodismo para limar formas y modos. 

En definitiva, escribir, leer, crear. 

Cuando terminé de estudiar viajé, aprendí y disfruté mucho. Después de dar vueltas por el mundo y vivir en varios países, ahora estoy en Italia con mi familia.  La vida da muchas vueltas, sí. Y entre vuelta y vuelta me plantaba delante del ordenador para escribir historias.  Y así sigo. 

En 2019 por fin logré alcanzar mi sueño, que era publicar un libro. Como nadie me conocía y no me hacían mucho caso, me lié la manta a la cabeza y lo autopubliqué. Fue El copo azul, el cual me ha dado y sigue dando, grandes alegrías.

En 2020 saqué nada más y nada menos que tres libros: el poemario infantil Tres poemas en busca de un sueño, luego Kairu, y La escuela del bosque.

Mi último libro es «Mañana empieza hoy: filosofía por y para niños y niñas». Para mí es interesante, diferente, evocador e incluso poético, pero ¡qué voy a decir yo!

Tengo algún que otro proyecto en el horizonte que espero que tome vida (bueno, vida ya tiene, porque existe, pero le falta aterrizar en formato libro). Así que quédate conmigo y no te perderás nada.

Al final es todo tan sencillo, o complicado, como nosotros queramos que lo sea la vida.